La orquídea
Cuenta una leyenda, que una cálida mañana apareció en las costas de Java una diosa
recubierta con un delicado y perfumado chal. Paseaba plácidamente por un bosque
de sándalos, robles, castaños y magnolias, donde los rayos del sol se filtraban entre
las ramas de los árboles disipando las sombras de la noche. Al desaparecer la diosa,
quedó sobre una rama el delicado chal, en cuyos pliegues jugaban las sombras y la
luz. El chal se transformó en una hermosa y misteriosa flor, la orquídea, una de las
más bellas y delicadas de la naturaleza. La planta murió cuando los hombres, sin
delicadeza alguna, la pisotearon dejándola en el suelo. Sólo la bondad de la diosa
pudo hacer revivir los gérmenes que quedaron, a fin de que en el mundo, desde
entonces florecieran para admiración de todos los seres que a él pertenecían. Hoy,
son flores de salón, de lujo, pero ayer las juntaban los hombres y las mujeres del
pueblo en grandes ramos para ofrenda a sus dioses.
Características y hábitats.- El nombre científico de esta familia procede del griego
Orchis, que quiere decir testículo, y hace referencia a la forma de sus tubérculos
radicales. Son de los organismos vivos más números del reino vegetal con más de
35.000 especies que, especialmente en las zonas tropicales, se caracterizan por
tener flores muy grandes y vistosas. Pueden vivir entre cincuenta y setenta años y,
por ser de lento crecimiento, se estima que transcurren unos cuatro años desde la
germinación de la semilla hasta que se obtiene la primera flor. Se considera la
familia más evolucionada de todas las fanerógamas, puesto que a través del tiempo
han conseguido que sus flores tengan el aspecto de los insectos que las polinizan,
abejas y abejorros fundamentalmente.
Quizás la más importante de las peculiaridades que poseen es que una orquídea de
cierta especie puede ser fecundada por una de diferente género, de cuya relación
surge un híbrido que compartirá las características de sus padres biológicos.
Asimismo, es la única especie de flores que tiene los órganos sexuales fundidos en
una sola estructura, a la que se denomina columna, y que integra a los estambres y
pistilos.
En contraposición a lo que se pensaba en el pasado, las orquídeas no son plantas
parásitas por no necesitar tierra para nutrirse. Son epifitas, es decir, que se trata de
un vegetal que vive sobre otra planta, pero sin tomar nada de ella ya que se alimenta
de los desperdicios animales y vegetales que se depositan en las raíces. Incluso,
algunas especies que requieren un suelo más ácido, al no encontrarlo, permiten que
las hormigas, que aumentan su acidez, vivan dentro de ellas.
La mayor variedad de las orquídeas crece en las áreas tropicales y las más
extrañas florecen bajo las tierras de Australia. La belleza y rareza de algunas
de estas especies silvestres hace que sean objeto de comercio causando su
amenaza de extinción.
Cuidados de la planta.- Este tipo de plantas no germina fácilmente fuera de su
hábitat natural, debido a que requieren la asociación con hongos que las provean de
nutrientes. Deben cultivarse en un sustrato compuesto de turba, raíces de helechos,
fragmentos de poliestireno o carbón de leña y arena, con una aportación de mantillo
de compost que sirva como reserva alimenticia. Las raíces deben estar cerca de la
superficie. La temperatura en invierno no ha de ser muy alta y en primavera se debe
aumentar el riego después de la salida de los primeros brotes florales. En un medio
seco, a riesgo de que se pudran las plantas, y antes de que florezcan, es bueno
pulverizar las plantas con frecuencia.
Fuente: mailxmail.com/curso-curiosidades-flores/orquidea
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